En la Sierra de Algairén, además de otras virtudes, tenemos la suerte de poder disfrutar de dos hechos diferenciadores. Uno de ellos es la ausencia de barro, aunque las lluvias sean constantes, y el otro, la posibilidad de protegernos del incomodo y helador Cierzo. Salvo en los collados, apenas notaremos su presencia y en días como los que estamos sufriendo en este final de enero, es algo muy a tener presente.
Tras una noche de heladas y madrugando poco, nos alegraremos de la baja velocidad media que tenemos en las duras subidas tanto por pista como por sendero.
La zona del término de Alpartir goza de buenos senderos y mayor soledad que los concurridos del Raso de la Cruz en Cosuenda.
Esta situación tan idílica de principios de año, pasó pronto a convertirse en fuertes vientos y temperaturas desagradables, que hacen el salir de casa un reto más duro que pedalear por las empinadas rampas.
Del sol y ausencia de vientos, pasamos a la misma temperatura pero ahora con la diferencia de ser la sensación térmica, la dominante sobre el mercurio.
Mañanas de domingo con máximas de 2ºC, cielos nublados y viento fuerte en los collados. Ingredientes de casi todo este mes de enero.
Los espesos carrascales son el mejor refugio, y recorrer sus senderos la manera de combatir el frío.
Algairén da mucho juego y no hay excusas para salir
Pero si montas cubiertas Schwalbe piensa que raro será que no las rajes con las afiladas cuarcitas.
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