sábado, 7 de marzo de 2015

Y A LA SALIDA NOS ESPERABA LA PRIMAVERA




Han sido días de penurias, de no saber con qué abrigarte y de pasar frío. Hay veces que uno piensa, qué relación guardan la sensación térmica y el mercurio. ¿Porqué los climatizadores de nuestros coches los regulamos a 21ºC durante todo el año y en verano vamos semidesnudos a la misma temperatura? ¿Porqué podemos estar en el Pirineo a -10ºC con ventisca y tener menos frío que en los barrancos de Calcena a 2ºC con el Cierzo mandándonos de lado a lado en la vertical de las Peñas del Cabo?


Como siempre ocurre en esta tierra, hemos pasado del invierno a la primavera con una rapidez sorprendente que nos ha cogido a todos tan de imprevisto, como a los floridos melocotoneros de nuestra comarca.



Hoy la mañana pintaba fría y tocaba volver al laberinto de la Cueva de Ayles. Buena cueva para practicar la orientación, manejo de brújula con la topo y de paso usar la memoria visual para algo más que para reconocer paisajes. Se trata de una cueva con multitud de intersecciones, casi calcadas, que te hacen estar bien atento para comprender la formación de esta curiosa cavidad y no dar vueltas de más.


Al sur nos encontramos galerías de bajo techo, en las que las raíces nos delatan que no andamos muy lejos de la superficie.


Tras unas pocas horas, a la salida nos aguardaba la primavera. De la isoterma sensación de la espeleo a un rápido cambio de estación. ¿Cuanto nos durará este anticiclón? Ya se sabe que en Zaragoza solamente existen dos estaciones.