martes, 2 de abril de 2013

CUEVA DE AYLES Mezalocha (Zaragoza)

Cuando hace ya veinte años empezamos a interesarnos por la espeleología lo hicimos de la mano de mi hermano y Ángel Franco, quien por aquel entonces era dueño del famoso pub Vértigo de La Almunia. Fueron ellos quienes siempre nos relataban sus aventuras en la Cueva del Muerto, el Mármol o La Sima en Ricla y poco a poco aquello nos enganchó hasta tal punto que no había día festivo que no lo pasásemos dentro de la Cueva del Muerto. Bajábamos con las sogas de atar los palots de fruta de los remolques y usábamos carbureros viejos y linternas compradas en el rastro de los martes. Aquellas actividades con solamente catorce años son ahora recordadas como temerarias y más cuando al poco de obtener el carnet de conducir visitamos cuevas más verticales sin los conocimientos ni preparación que una actividad como la espeleología lo requieren. Pues bien, una de las cuevas que siempre quise visitar fue la Cueva de Aylés. Una vieja foto de mi hermano en su boca hacía que siempre le preguntásemos por aquella cueva de la que al parecer él no tenía buen recuerdo. Sus laberínticas galerías les hicieron pasar un mal rato al perderse en ellas durante horas, y aquella experiencia le obligó a no darnos ni un solo dato de la cueva y a insistirnos en no visitarla.
Tuvieron que pasar muchos años en los que por circunstancias de la vida y gracias a compañeros de profesión volví a las cuevas sintiendo como si esos veinte años no hubiesen transcurrido. Hasta hace poco la única espeleo que practicaba eran visitas a la Cueva del Muerto con amigos que tenían interés en conocerla pero de ahí ya poco más. Ahora de la mano de la Asociación Deportiva y Cultural de Bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza comenzamos a visitar las cuevas de la provincia y desde luego no podía faltar la cueva más grande de la misma. Sus 1160 metros de desarrollo la hacen la más extensa de la provincia de Zaragoza y aún siendo modesta es muy curiosa por su formación y desarrollo.

Acceso a la boca 

La cueva se halla en una finca privada conocida como Pago de Ayles y en donde se obtienen la uva que da lugar a los premiados vinos que el buen enólogo Jorge Navascués bien sabe obtener. Por ello, para acceder a la cavidad es necesario obtener los correspondientes permisos.



La cueva es completamente horizontal por lo que no es necesario ningún material de progresión vertical pero lo que si es muy recomendable es el uso de la brújula y la topografía de la cavidad. 


Dos zonas bien diferenciadas caracterizan la progresión de la cueva. Por un lado un ramal alto y estrecho con múltiples bifurcaciones que obligan a ir bien atento, y por el contrario una zona muy amplia pero de bajo techo en la que abundan las formaciones. En este último ramal, la progresión es trabajosa y requiere ir provisto de buenas rodilleras.




Una interesante cavidad en la que tal vez una topografía más actualizada que la publicada en el excelente libro Cuevas y Simas de la Provincia de Zaragoza sea necesaria para recorrer la totalidad de la cueva.