jueves, 21 de mayo de 2015

TRAVESÍA TONIO-CAÑUELA. ARREDONDO (CANTABRIA)


Son pocas las cuevas que he hecho y la mayor parte de ellas siempre en la provincia de Zaragoza. Las cuevas del Sistema Ibérico se caracterizan por su escaso desarrollo y pocas amplitudes en su progresión. Por eso, cuando uno veía de chaval fotos con grandes galerías ricamente tapizadas de formaciones soñaba con verse en una de ellas, y ese pequeño sueño se convirtió en realidad el pasado mes de marzo.



Un viaje relámpago a Cantabria con la intención de hacer la travesía, y volver lo antes posible, fue el plan elegido por Raúl y yo para poder participar en la salida programada, dentro de las actividades del Espeleo Club Zaragoza. Además el tiempo del fin de semana no pudo ser más desagradable para hacer una actividad independiente de las condiciones externas.



Poco puedo hablar del paisaje de esta zona cántabra ya que la nula visibilidad del día nos impidió disfrutar de cualquier vista en la aproximación a la cueva. Incluso tuvimos que localizar la estrecha boca de la Tonio ayudándonos del GPS.


La pequeña boca no presagiaba el gran pozo que se abría a nuestros pies. Una sucesión de verticales nos llevarán hasta la cota -280 metros.


Aprovecho la experiencia de mis compañeros para aprender lo máximo y me permiten ir abriendo los pozos siguiendo la detallada explicación de la reseña publicada por el Club Viana. En mi caso es la primera vez que bajo utilizando la técnica de cuerda doble en una cueva. Cada tirada de pozo significa recuperar la cuerda y perder el nexo de unión con el exterior. Un accidente o la pérdida de una cuerda supone un largo rescate, ya que descendido el primer pozo ya no hay vuelta atrás. Solamente podremos salir por la boca inferior, por lo que el tiempo de respuesta de cualquier medio se demoraría a más de veinte horas desde nuestra entrada.



Los pozos no entrañan gran dificultad técnica salvo el paso de la diaclasa que estrecha el pozo lo suficiente para que aquellos más corpulentos lo pasen peor. De todos modos, como ya decía antes, no hay vuelta atrás y eso intimida cuando todavía no lo has pasado. 




Superada la estrechez y tras pasar el meandro, llegamos al último pozo que sin duda jamás olvidaré. Se trata de la cabecera de una inmensa sala en la que accedes completamente en volado. De este modo los estrechos pozos mueren en la cueva Cañuela.



Este último tramo hacia la sala "Oliver Guillaume" te transportan a otra dimensión de la espeleo a la que estaba acostumbrado. Las enormes proporciones de la sala parecen haberte lanzado al exterior de la cueva y hallarte en medio de una ladera del Pirineo pero sin estrellas en el cielo. 


Aprovechamos para recorrer parte de esta sala ascendiendo entre mojones que indican el sendero. Son casi cien metros de desnivel desde su parte inferior hasta la superior, con unas proporciones de altura de sala de más de veinte metros en su parte de menor altura.



Tras comer iniciamos el descenso del sendero que nos lleva a las salas inferiores



Adaptado a la escala de la topografía de la cueva vamos progresando por enormes galerías con formaciones tan grandes que desafían la gravedad.





Las estalactitas en forma de sierra, unido al rugir del río que recorre la parte inferior de la sala, forman un espectáculo único. 






El reloj es el único que marca las horas que llevamos haciendo la travesía. No tenemos prisa y Raúl nos deja seguir con la orientación mediante topo y brújula, a pesar de que él ya la ha hecho en numerosas ocasiones.



La salida de Cañuela se realiza por un espectacular pasamanos, que de haber salido de día, habríamos tenido parcialmente iluminado por la gran boca de entrada.




A -400 metros de la entrada por Tonio, salimos por Cañuela a un bosque de hayas en una noche oscura, lloviendo como sólo en el norte lo hace. Orientarnos por una resbaladiza ladera fue toda una odisea para lograr el camino correcto hacia la carretera y los coches.


Ganas locas de volver a una de estas travesías cántabras tan distintas a nuestras modestas cuevas ibéricas.


Gracias por compartir esas fotos y la compañía en esta actividad que tanto deseaba.