"El que mucho abarca poco aprieta". Este refrán español define mi situación en los dos últimos meses. Más bicicleta de lo habitual, con alguna que otra cueva intercalada, que hace que no pare pero que no me dedique a ninguna actividad como verdaderamente se mereciese. La última de todas es el esquí, ya sea alpino o de montaña. Esta temporada es la que más lo he abandonado y desde luego, no será por falta de nieve. Por ello, cuando tuve la oportunidad de ajustar la agenda con mi compañero de pedaladas y encima coincidir con Paco, que tanto tiempo llevaba con la idea de compartir un día de nieve, todo tenía que salir a pedir de boca.
El Acué es una montaña de rojo colorido que contrasta con el verde de sus laderas en la época estival,.
Un monte que ya me llamó la atención en el recorrido de la Senda de Camille rumbo al refugio de Arlet.
La ruta la propusó Javito tras consultar el primer tomo, "Rutas con esquís", elaborado por el pediatra más consultado por el colectivo montañero, y no precisamente para temas infantiles. La meteoqueviene se ha convertido en el blog de referencia para la predicción meteorológica en la cordillera pirenaica.
De las muchas rutas propuestas, Javito buscó una que fuese asequible no tanto por mi nivel esquiando sino por mi falta de experiencia en las subidas. Mis "vueltas marías" son de un novato total y al ritmo de tanto abarcar, poco voy a apretar en este deporte que tanto me gusta.
Las clases y consejos de mis dos buenos amigos, junto a las agradables laderas del Acué, me hacen más llevadero el alcanzar el collado y disfrutar de las vistas del Castillo de Acher y la norte del Bisaurín.
En la cima ya podemos divisar la excelente cara sur que vamos a esquiar. Se aprecia la nieve crema en una pala que curiosamente apenas ha sido esquiada en estos días de anticiclón de comienzos del mes de marzo.
Retiradas las focas, y sintiendo los cantos libres, encuentro la confianza en las tablas. La mayor experiencia del esquí alpino la reconozco cuando cambio al descenso.
Los primeros giros sobre la nieve crema son prácticamente los primeros de mi atípica temporada. No encuentro la posición ideal pero a pesar de ello, disfruto plenamente de estos momentos que tanto buscamos y que tan rápido vivimos.
Tras disfrutar la pala sur nos toca buscar el paso de Escalé para culminar la circular. Los numerosos aludes nos obligaron a retomar la trazada tras una equivocación mía al emocionarme y bajar más de la cuenta. Descalzar esquís y andar por encima de grandes bloques de nieve que te hacen darte cuenta de lo insignificantes que somos ante un alud de colada y nieve húmeda.
Superado el paso y tras buscar la media ladera más eficiente cerramos el círculo entre giros por bosque algo cerrado.
Espero que ésta no sea la última ruta con esquís antes de volver a estas laderas con las dos ruedas. Aún tenemos tiempo para mejorar y apretar un poco a la trave, actividad prima hermana al ciclopireneismo pero en estaciones tan diferentes.
Mientras tanto no os perdáis este pequeño montaje de fotos y vídeo de esta ruta con un final que culminó en unas ricas Ambar que supieron a gloria.
Buena entrada Adan, me acuerdo del color rojizo del pico que comentas, a mí tb me llamó la atención.
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