miércoles, 11 de septiembre de 2013

VACACIONES EN LA SENDA DE CAMILLE




El Parque Natural de los Valles Occidentales es poco conocido entre los coleccionistas de tresmiles. El Bisaurín con sus 2670 m es el monte más alto de la zona y quizás el más conocido, aunque los hay más modestos e igualmente bellos, como el Castillo d´Acher, Acué y Petrechema entre otros. La visita a este parque es obligatoria si además no conoces las imponentes agujas de Ansabere que desplomadas se alzan sobre el valle de Lescun en Francia o el recóndito Valle de los Sarrios. En definitiva, muchos ingredientes para que la travesía de 104 km que recorre este valle junto al Parque Nacional de los Pirineos franceses sea imprescindible y sorprendente. La Senda de Camille hace honor al último oso autóctono del pirineo uniendo los refugios de Gabardito, Lizara, Arlet y Linza con el albergue de Aysa y en Camping de Lescun. La opción de hacer la vuelta mediante la inscripción en la web de sus creadores es más que recomendable ya que además de gestionarte todas las reservas de alojamiento, te proporcionan la guía junto al buen mapa de la senda, su portamapas y la camiseta técnica al finalizar el recorrido. Todo ello por 32 euros que es un precio correcto y nos da también la ilusión de ir fichando por cada refugio que pasamos.

Nosotros nos tomamos la Senda de Camille como nuestras vacaciones, y por ello decidimos suavizar al máximo el recorrido, planteándolo en siete etapas cuando lo normal es hacerlo en seis. La etapa Linza-Gabardito la veía dura, tanto dejándola al principio como al final, así que decidimos partir de la Selva de Oza, dejando allí el coche en lugar de hacerlo desde un refugio. Ya que salvo el refugio de Arlet en Francia, el resto todos tienen acceso por carretera y ello da mucho juego a la hora de planificar nuestras etapas.


Solamente 400 metros de desnivel positivo que se hacen en unas 3-4 horas con total tranquilidad. Es ideal para hacerla sin prisas tras haber parado por la mañana en Echo, a recoger la tarjeta de fichaje y los regalos que conlleva la inscripción. Un paseo atravesando la Boca del Infierno por la calzada romana que culmina con la subida al refugio de Gabardito acortando las curvas de la carretera de acceso.


Atravesando la Selva de Oza con lluvias intermitentes y niebla por los altos


El desnivel de 400 m se gana de golpe en la subida a Gabardito


Las lluvias cesan y se levanta el viento en la llegada a Gabardito


Esta corta etapa es ideal para combinarla con la ascensión al Bisaurín desde el Collado de Foraton antes del descenso al refugio de Lizara. Sin embargo, el fuerte viento que tuvimos al salir del bosque no invitó para nada a remontar la dura ladera que culmina en la cima. Decidimos dejar el Bisaurín para otra visita, y ya comer al resguardo del viento en la pared del mismo refugio. En total, unas tres horas y media de marcha.


Al salir del bosque, el desvío de la izquierda nos vendría desde Secús y el Castillo de Acher. Una buena alternativa de comenzar la Senda de Camille en Selva de Oza, subiendo por el sendero de ascenso al Castillo de Acher para después continuar hacia el Achar de los Hombres y Secús. De hacer esta opción en la primera etapa, sería más recomendable continuar hasta Lizara alargando la jornada, y sacrificando el refugio de Gabardito.



Bajando del Collado de Foraton hacia el refugio de Lizara. Al dondo el Bisaurín y su cara más esquiable.



Tres sorpresas deparan esta etapa a aquellos que no conozcan la zona. Una etapa ya más larga que nos lleva unas 7 horas disfrutando del paisaje y sin prisas. 


Tras coronar el puerto de la Bernera nos encontramos con la primera sorpresa de la ruta. El Valle de los Sarrios sorprende tantas veces como lo visites. Un circo espectacular cuyo silencio solo se interrumpe por los gruñidos de las marmotas avisando de nuestra presencia.


Al salir del circo la vista del Midi d´Ossau 


Segunda sorpresa de la etapa, el Ibón de Estanés.



Tras el descenso del Ibón de Estanés giramos a nuestra derecha para rodear el circo del Aspe. Su bosque y verticalidad será nuestra tercera sorpresa del día.



El cartel que abunda por el Parque Nacional de Los Pirineos Franceses y que tanto odiamos los aficionados a la bici.


Tras rodear la estación de esquí de Candanchú alcanzamos el puerto del Somport y el albergue de Aysa donde podremos comprar avituallamiento para las dos siguientes etapas.



Entramos en Francia dirigiéndonos al único refugio de la vuelta cuyo acceso es obligado a pie. La etapa comienza en descenso rodeando de nuevo el circo del Aspe por un nivel inferior para después ascender el resto de la jornada al bonito refugio de Arlet. 




La ganadería de montaña es protagonista en el lado más verde del pirineo


A pesar de ser todavía verano, el mes de septiembre obliga a abrigarse en cada parada


A los pies de este ibón se halla el refugio de Arlet. Solamene el collado nos separa de la frontera y de las vistas a Agua Tuertas.


Precioso el refugio de Arlet y abundante y buena comida


La etapa más descendente del sendero. Toca bajar y mucho, 1640 m de bajada hasta el fondo del valle. La primera parte crestea en el límite de la frontera hasta asomarnos al sendero del puerto del Palo, que une ambos valles y que nos obliga a pensar en aquellos que lo atravesaron huyendo de las guerras sufridas en ambas fronteras. Desde aquí solamente queda bajar y no engañarnos por la proximidad a la que vemos el pueblo de Lescun ya que se hace largo.




Desde el Puerto del Palo se goza de la vista al Castillo de Acher. Una cima imprescindible de la zona.


El pueblo de Lescun al fondo. Resta bajar y al hacerlo por buen sendero se hace rápido y cómodo.


En la parte final, se divisan al fondo las agujas de Ansabere y el collado de Petrechema por el que pasaremos en la siguiente etapa.



A pesar de los más de 1200 metros que remontamos en esta etapa para nada se hacen duros. La subida es constante a lo largo del valle y en el ascenso al collado de Petrechema los metros pasan volando alucinados por el paisaje. Coronada la subida nos recibe el valle de Ansó por la Foya de los Ingenieros. Una bajada entre las moles del Acherito y el Petrechema que finaliza en el bien conservado bosque de las pistas de esquí de fondo de Linza.


Espectaculares bosques de abetos, hayas y robles. Lástima que la niebla aparece y nos priva de la vista del fondo del valle.




Antes de cruzar la frontera toca catar y comprar el queso que preparan nuestros vecinos franceses en las bordas y cabañas de montaña. Algo casi impensable en nuestra burocracia y excesiva presión que la administración española imprime a los ganaderos y agricultores en nuestro país. 




Las agujas de Asanbere se dejan ver por unos instantes entre las nieblas


Esta etapa la compartimos con un divertido grupo de Grañen (Huesca) que realizaba la Senda de Camille. Muy buenos ratos y risas con ellos durante las riquísimas cenas que había en cada refugio.



Etapa 7: Refugio de Linza - Selva de Oza

Al igual que la primera etapa, en esta nos desviamos del tradicional itinerario de la Senda de Camille. Evitamos la larga etapa que une Linza con Gabardito por Los Alanos, que en mi opinión queda muy desfasada del resto de etapas por dureza y longitud. Nosotros sin embargo, optamos por volver a la Selva de Oza por las Foyas de Gamueta y el Paso Anzotiello. Un rincón muy tranquilo en el que remontamos 800 metros de desnivel para cruzar del valle de Ansó de vuelta al de Echo. 


Últimas rampas antes de alcanzar el Paso de Anzotiello y el último collado de nuestra senda



La bajada a Guarrinza y Selva de Oza desde Anzotiello no tiene desperdicio. Vistas a Acherito y el Castillo de Acher nos ralentizan el paso. Y es que no queremos para nada finalizar estas vacaciones por los Valles Occidentales.



Punto y final a la Senda de Camille en su versión más "globera". Siete días para disfrutar y no pensar en cansancio en ninguna de sus etapas.

Si tienes dudas o quieres consejo para realizar este recorrido no dudes en dirigirte a pirineoiberico@gmail.com



2 comentarios:

  1. Preciosa ruta Adán. Sin duda unas vacaciones a las que cualquier aficionado a la montaña se apuntaría sin pensárselo dos veces. Bosques, ibones, prados y canchales, todo aderezado de unas vistas increíbles a los dos lados de nuestro Pirineo. A ver cuando aparco los tresmiles, jeje, y me embarco en este tipo de travesías que tienen mucho encanto, todo se andará (nunca mejor dicho).

    Un saludo y enhorabuena por el nuevo blog. Suerte con él.

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