domingo, 24 de agosto de 2014

RESPOMUSO POR MUSALES: OBRAS HIDRÁULICAS Y SENDERISMO


La primera vez que subimos al refugio y embalse de Respomuso, lo hicimos en una medio circular, yendo primero a los ibones de Arriel, descenso desde allí hasta el refugio y luego volver a la Sarra por el sendero normal. En los ibones de Arriel a Respomuso, nos chocó el sendero colgado, que no es más que una conducción de agua canalizada, por la que se camina encima de las planchas de hormigón que la cubren. Esa conducción desemboca llevando el agua al embalse de Respomuso. Un pantano a 2100 metros sin ningún acceso rodado y con unas dimensiones fuera de lo normal para estas cotas en el pirineo. Una presa de 55 metros de altura y 200 de longitud construida en hormigón cuyos áridos han sido extraídos del entorno. Una obra que da que pensar de la ingeniería de la época (año 1954) para construir un embalse de esta envergadura en un medio tan hostil.


Al año siguiente, repetimos una ruta similar pero con la idea de hacerla totalmente circular, atravesando para ello el collado de Musales. Una circular desde la Sarra que es imprescindible para conocer el valle de Tena. Desde la central hidroeléctrica tomamos la pista hacia Ibonciecho, siguiendo los carteles que recomiendan este acceso en invierno para evitar las avalanchosas laderas de la normal a Respomuso. Se trata de una pista que el sendero atraviesa hasta llegar a la pantalla de comunicaciones junto al tubo de acero que conduce el agua a la central. 


Finalizada la pista alcanzamos el pequeño ibón de Ibonciecho en cuyos alrededores se ven restos de hormigón de antiguas pilonas. Al verlas, me entró la curiosidad del sentido de todos aquellos escombros, y más en el collado del Musales, en donde se ve, el gran bloque de hormigón sobre el que descendía las sirgas del teleférico hacia el embalse. 



Al sacar el mapa de la mochila, se desveló el misterio del desagüe del gran tubo de acero que lanza el agua a la centra de la Sarra. Un túnel atraviesa todo el Musales por su interior desde la presa hasta la vertiente de Ibonciecho, arrojando el agua por el tubo en un desnivel de 650 metros. Los materiales para la construcción de la presa eran trasladados desde el final de la pista hasta el embalse salvando el collado mediante un teleférico.


En el collado aprovechamos para subir a la cima del Musales que se alcanza fácilmente sin tramos aéreos ni expuestos. 
Nos encontramos encima de un gran túnel de conducción de agua.


El descenso al embalse goza de unas vistas brutales 


Cuando llegamos a la presa, ya conociendo el sistema de funcionamiento del embalse, me imagino a todos aquellos que trabajaron en una obra así. Conseguir la electricidad, que nos es ahora tan imprescindible, en una obra que actualmente y con la mejora de la técnica sería ya complejísima.



Tras documentarme descubro que en su construcción nunca se emplearon presos políticos en contra de la creencia popular. Fueron 500 obreros que a destajo entre los meses de abril a noviembre, construyeron este embalse que permitió dar electricidad a las florecientes industrias vascas y catalanas. Meses de duro trabajo por un sueldo de 1000 pesetas al mes que en aquellos años era un sueldazo, muy bien merecido.

Volviendo a la actividad del senderismo, tras cruzar la presa solamente queda bajar por el sendero normal hasta la Sarra. Atravesaremos las cascadas que vienen de los Arrieles, el estrecho Paso del Onso y un bonito hayedo, antes de llegar al coche y cerrar el círculo. Hoy ha sido un día de monte pero también de sorprenderme del trabajo de estos auténticos ingenieros a los que tanto debemos, seamos defensores o detractores, de estas grandes obras hidráulicas.

Para saber más de las obras hidráulicas de comienzos del siglo XX, no os perdáis este enlace:



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